Últimamente hemos tenido mucha leña por quemar en cuanto
al estado de la democracia en el Estado Plurinacional de Bolivia. Primero, los habitantes
del Beni quedamos casi como
espectadores en un proceso que culminó con un gobernador oficialista y con un
solo partido “legal” en algunos municipios, el MAS. Esto ocurrió después de que
el Tribunal Supremo Electoral anulase la mitad de la papeleta electoral (impidiendo
la participación de la principal oposición al MAS, cuando este último iba perdiendo en las encuestas) a pocos días de las
elecciones subnacionales de marzo, 2015. Segundo, en las últimas semanas hemos
tenido una seguidilla de renuncias y destituciones de periodistas renombrados
alegando presiones del gobierno central. Luego, el Vicepresidente tildó de mentirosas a ONGs
específicas acusándolas de que estarían operando a favor de empresas
transnacionales. Junto con una amenaza
anterior de expulsar a cualquier ONG o fundación
que “obstruye” la explotación de recursos petroleros en las áreas protegidas
causó mucha preocupación. Finalmente
hemos observado nuevamente la represión violenta contra indígenas de tierras
bajas tratando de defender sus derechos ante la explotación petrolera. Ha
quedado la sensación de que nuestra democracia podría estar en el estado más
frágil desde que se superó a las
dictaduras, hace 33 años.
Los temas anteriores han sido ampliamente criticados
tanto a nivel nacional como internacional.
Sin embargo veo poco análisis de las
motivaciones o la lógica del Gobierno y del MAS en su proceder ante estos
problemas: ¿Por qué buscar ganar las elecciones en el Beni a costa de perder
prestigio y confianza a nivel nacional sobre el sistema electoral? ¿Qué valor
le da el Gobierno a que se respete la pluralidad en el Estado Plurinacional? ¿Qué
valor pone el MAS en preservar la delicada democracia que costó tanto
restablecer? Y, ¿qué nos muestran estos
casos sobre el verdadero sistema político que funciona en el país? Me parece un
buen momento para reflexionar sobre el estado de la democracia y el rol de la
corrupción en Bolivia.
Vayamos primero al tema del Beni y las elecciones. Aquí vale recalcar que este departamento es
el único donde no se ha votado mayoritariamente para Evo Morales en ninguna de
sus tres elecciones presidenciales.
Hasta el 2015, los candidatos del MAS tampoco habían ganado en las
elecciones para gobernador. Sin embargo,
aun sin el Beni, el MAS ha ganado las elecciones nacionales tres veces, y con
suficiente margen como para dominar el Congreso. ¿Por qué sería tan importante
ganar también en el Beni?
El deseo del MAS
de contar con un control total no sólo afectó al Beni. También fueron notorias las reiteradas
declaraciones públicas del Presidente Morales y del Vicepresidente García
Linera instruyendo que no se vote por candidatos de la oposición en las
elecciones regionales y municipales. Aseguraron
que el Gobierno nacional, recientemente elegido por otros 5 años, no
trabajaría con los municipios y gobernaciones en manos de la oposición[1] . Estas declaraciones,
que considero una forma de coerción, parecen tener el objetivo de que el MAS controle
el poder directamente en todo el territorio a todos los niveles. Y al parecer quiere además hacerlo de manera
indefinida, como se evidencia en las declaradas intenciones del MAS de
considerar modificar la Constitución para permitir la reelección indefinida de
Morales. Existen declaraciones públicas de organizaciones afines de que el
cargo de presidente debería ser vitalicio[2].
Tuve la suerte, como un mochilero de 22 años, de
atravesar el continente de África de norte a sur con mi hermana, hace 32 años. Aunque me había criado en las dictaduras de
Bolivia entre 1964 y 1982, este viaje me hizo notar por primera vez las
diferentes formas que puede tomar la corrupción. Veo, con mucha preocupación, indicios de
todas ellas en estos deseos de permanecer en el poder y en el sistema mismo de
gobernanza actual en Bolivia. Al viajar
vimos ejemplos de la corrupción simple y clara, por ejemplo, de los
comerciantes que engañan, o de gente con mucho dinero que con coimas hace lo
que quiere y está por encima de la ley. Me refiero a esta corrupción como tipo
1, y en muchos países infelizmente la corrupción tipo 1 es aceptada e inclusive
esperada.
Comenzando en Nigeria nos dimos cuenta de formas de
corrupción más sutiles. Por ejemplo, siendo este un país petrolero,
oficialmente tenía un presupuesto estatal enorme del cual, en papel, se
dedicaba más del 50% a la educación. Sin
embargo, cuando uno visitaba las escuelas rurales estaban sin profesores y en
pésimo estado, y los establecimientos urbanos eran poco mejores. En esta forma de corrupción las autoridades
asignaban grandes recursos para contrarrestar grandes problemas, sabiendo que
esos recursos serían robados de una forma u otra antes de llegar a destino. En otras palabras los problemas de pobreza y
hambre no se consideran tragedias, sino oportunidades de enriquecimiento
ilícito. Podemos llamar esto, corrupción
tipo 2.
Comparada con la corrupción tipo 1, el tipo 2 parece ser mucho peor. En el tipo 1, por ejemplo, el comerciante no
hace otra cosa que acumular riquezas, lo cual es su razón de ser. En contraste, en la corrupción tipo 2 una
autoridad de educación o de salud, quien ha jurado aceptar la responsabilidad
por un sector, y recibe un sueldo para hacerlo, se roba (o permite que se robe)
el dinero asignado a su sector y frecuentemente causa problemas para aquellos
que exigen que se rinda cuentas, pues tiene poder. De esta forma de corrupción, todos conocemos
ejemplos, el policía que roba, el juez que se vende, el militar que en vez de
proteger al débil, se aprovecha. En la ausencia de un estado de derecho, la
corrupción tipo 1 y 2 eventualmente se apoderan de una sociedad y destruyen cualquier
esperanza.
Luego, en el viaje, nos dimos cuenta de una tercera forma
de corrupción (tipo 3), que se puede describir como la obsesión por mantenerse en
el poder. En este viaje visitamos 18
países que se habían liberado de su país europeo colonizador hacía un promedio
de 20 años (sin contar Sud África, que todavía estaba bajo el sistema de
Apartheid). Es decir, que la mayoría de los países se habían liberado al
comienzo de la década de los 60. De esos
18 países, solo en 2 (Senegal y Camerún) los presidentes iniciales habían
entregado el poder en forma voluntaria. En los otros 16, los gobernantes insistían en
permanecer en el poder indefinidamente y, sin excepción, a estos países les iba
mal. En el caso de Zimbabwe, quien era
presidente en 1983 cuando visitamos, Robert Mugabe, SIGUE COMO PRESIDENTE HOY
32 años más tarde (36 en total). Les ha
ido tan mal en Zimbabwe, que de ser un país exportador de alimentos y productos
industriales, en tres décadas ha derrumbado su economía, tiene que importar alimentos
básicos y hace poco quitó 9 ceros de su moneda oficial a causa de la inflación
endémica. Sin embargo no hace mucho
volvieron a elegir a Mugabe porque supuestamente era “el único que podía
defender la revolución” y porque “sin él, volverían los blancos al poder”.
Hay algunos que defienden perpetuarse en poder como necesario
para “proteger la revolución”, o “defender el proceso de cambio”. Muchos pensarían que esto no es una forma de
corrupción “son honestos, no roban, son los únicos que pueden protegernos
contra el imperio”. Es cierto que
algunas personas podrían priorizar el permanecer en el poder por encima del
interés en enriquecerse. Pero considero
que este tipo de corrupción es la peor de todas, porque conlleva, fomenta y
asegura las otras formas de corrupción.
Existe un dicho que es atribuido a un señor inglés por el año 1850: “El
poder tiende a corromper y el poder absoluto tiende a corromper absolutamente”.
Una característica de esta corrupción tipo 3, es la
aversión a la pluralidad y la consecuente tendencia a tratar de silenciar las
voces que discrepan. En el caso del MAS las
voces que discrepan internamente se denominan “librepensantes” y se los elimina
de una forma u otra, y sin disimulo. Fuera
del partido, si hay una voz en desacuerdo, entonces el MAS la desestima como “de
la derecha”, o “del imperio”. Por ejemplo,
hace pocas semanas, el ministro Juan Ramón Quintana, desestimó las protestas
encabezadas por los cívicos potosinos porque serían una "arremetida de la
derecha norteamericana". Las
cuatro ONGs que mencionó el vicepresidente han estado criticando la propuesta
del Gobierno de abrir las áreas protegidas a exploración petrolera con empresas
extranjeras, sin embargo son las ONG que él intenta descalificar como de
derecha. El Vicepresidente recibió una llamada de atención de un grupo
internacional de intelectuales con respecto a su crítica de estas ONGs
bolivianas. Su respuesta ha sido sugerir
que estos intelectuales habrían sido “usados por las ONGs” y por extensión que
estos intelectuales, en general de la izquierda, también se estarían prestando
al “imperio”.
Si hay una opinión contraria se la descalifica, habría
una sola versión de la verdad, una sola opinión aceptable. Algunos dirán “esto es normal”, “así es la
política”, “en todas partes se pisotea el pluralismo”. También se puede
pisotear la pluralidad en el Estado Plurinacional.
Sin embargo yo no puedo dejar de pensar en Alemania. Es fundamental recordar que los NAZIs llegaron al poder inicialmente por la puerta grande democrática en 1932. A los NAZIs (la palabra NAZI, es la forma corta del Partido Nacionalista y Socialista de los obreros Alemanes) se los conoce por sus intentos de invadir países vecinos y por el holocausto. Sin embargo mucha gente desconoce que durante varios años, antes de la primera invasión a Checoslovaquia, los NAZIs se preocuparon primero de eliminar a las personas que discrepaban dentro del partido y, luego, a los partidos opositores dentro de Alemania. Tengo un libro sobre Klaus Barbie, el oficial de la Gestapo que se hizo famoso persiguiendo y eliminando a la resistencia francesa, y que luego se cobijó en Bolivia y eventualmente fue asesor de tortura en nuestras dictaduras. Una buena parte de ese libro cuenta su rol en la persecución y eliminación de opositores políticos del Nazismo primero, antes de ir tras los judíos, los gays, gitanos y Testigos de Jehová. A pesar de haber entrado por la vía democrática está claro que los Nazis no creían en la democracia y se ocuparon de callar las voces de oposición, sus propios librepensantes, antes de embarcarse en invasiones y genocidio más allá de sus fronteras.
Con esos antecedentes históricos, me preocupaban los informes
sobre Venezuela acerca de una estrategia del gobierno de Chávez de ir
sistemáticamente inhabilitando y descalificando a sus opositores antes de las
diferentes elecciones. Y cuando se ven
los mismos métodos y estrategias en Bolivia, es motivo para alarmarse. Nuevamente, surgen las preguntas, ¿por qué? Con mi pequeña muestra de países africanos,
queda claro que para la naturaleza humana es muy común buscar estar en el poder,
ampliar luego y querer mantener ese poder, no importa si uno es africano,
cubano, ruso, alemán o boliviano. Y es
por eso que dos aspectos fundamentales de las constituciones políticas de
estado de diferentes países, son el asegurar que exista un límite a los períodos de ejercicio de gobierno para las autoridades
supremas y el mantenimiento del
principio de la independencia de poderes.
Es preocupante que la eliminación del pluralismo y el
control total del poder se consideren necesarios para el sistema de gobernanza
que rige en el país. La evidencia sugiere que lejos de un socialismo del siglo
XXI tenemos más bien un sistema político muy primitivo que se asemeja al
feudalismo medieval.
A grandes rasgos el feudalismo era un sistema piramidal de
control geográfico donde un rey tenía debajo de él un número de señores (sus feudos),
y estos a la vez tenían bajo su poder a muchas personas, sus vasallos. El rey prometía proteger a los señores a
cambio de una lealtad absoluta, y los señores prometían proteger a sus vasallos
a cambio de una lealtad absoluta. En
este sistema, una región donde el rey no tenía un señor leal, en efecto, no
formaba parte del reinado, y el rey tampoco protegía a ese señor desleal, y más
bien le castigaba y fustigaba hasta someterlo también dentro de su reinado.
A continuación una
definición simple de este sistema de acuerdo a Wikipedia:
“Vasallaje es la denominación de la relación
que existía entre un vasallo, esto es, un plebeyo o un noble de categoría inferior, y un noble de categoría superior, su señor feudal. El vasallo juraba fidelidad a su señor y se comprometía a
prestarle determinadas obligaciones, principalmente de apoyo político y militar
(auxilium et consilium),
recibiendo como contraprestación un beneficio, habitualmente el control y jurisdicción sobre la tierra y la población de
su feudo o señorío y señor. … Ambas partes se
comprometían a guardarse lealtad y no traicionar el vínculo que se establecía entre ellos. Las
obligaciones contractuales de la relación vasallática quedaban sin efecto para
una parte si la otra incumplía gravemente las suyas (felonía).”
En el caso de Bolivia reconozco 3 tipos de “señores
neofeudales”. Por un lado están los
gobernadores, que no parecen tener tanto poder, pero sin embargo sirven de
intermediario para una relación feudal con las masas. Los alcaldes “leales”, especialmente de las
ciudades grandes pueden funcionar como señores.
El otro tipo de “señor” son los dirigentes máximos de las organizaciones
de base. Sin disimulo, en el último mes,
tres de las más importantes organizaciones de base alineadas con el MAS, la
CSUTCB , las “Bartolinas” y los Cocaleros ya han anunciado su deseo de que se
cambie la Constitución para que Evo siga en el poder. Yo me imagino que las bases son, en promedio,
gente de relativamente bajos recursos y que tienen muchas necesidades. Sin embargo, apenas está elegido el
presidente y cuando se reúnen, la primera prioridad es de reiterar su lealtad y
exigir que quede en el poder para mucho tiempo más. No es casualidad, es el sistema político.
En el caso del Beni, el gobernador nunca ha sido del MAS,
y las organizaciones de base mencionadas no pisan fuerte. Es más, una de las organizaciones de base,
que no es numerosa, pero que ha desafiado “al rey” es la que representa a los
habitantes del TIPNIS y otras organizaciones de indígenas de tierras
bajas. Desde la óptica de un sistema
feudal, o neofeudal, el gobierno nacional no controlaba el departamento del
Beni porque no había señores con sus vasallos leales a él, y esto no sería
aceptable.
Dentro de esta lógica neofeudal se entiende entonces que
grupos de la Unión Juvenil Cruceñista, organización de origen racista y
regionalista, hayan jurado lealtad al presidente y por tanto hayan sido
incluidos en el sistema de gobernanza controlado por el MAS. En contraste los indígenas del TIPNIS, el Comité
Cívico de Potosí y ahora los indígenas Guaraníes no merecen la protección del Estado
porque habrían desafiado al rey, o sea han sido desleales.
En realidad, las pautas para entender este sistema,
primero me fueron dadas por el Ministro de la Presidencia Juan Ramón
Quintana. Cuando de enero a marzo del
2014 todo el departamento del Beni estuvo inundado a causa de las lluvias como
nunca se habían visto, el Gobierno se rehusó a declarar un desastre en el Beni,
impidiendo de esa manera la llegada de la ayuda internacional. El día 16 de febrero dicho ministro declaró
para explicar esta posición:
El ministro de la Presidencia, Juan
Ramón Quintana, afirmó ayer que el Estado tiene la suficiente capacidad
operativa para atender las emergencias que se registran en el
departamento de Beni, por lo que considera que una declaratoria de desastre
convertirá a los benianos en "súbditos” de la cooperación internacional. "Debemos
responder los problemas con dignidad, con soberanía, con capacidad
institucional del Estado; si no lo hacemos ahora, vamos a seguir siendo
dependientes de la cooperación internacional y estas instancias van a
sustituir la autoridad del Estado y nuestros ciudadanos se van a convertir en súbditos de la
cooperación internacional, y esto va a lastimar las condiciones de orgullo
y autoestima de los bolivianos” (El DEBER, 17 de Febrero de 2014, 07:14)
En su lógica, al recibir ayuda “de la cooperación” ya deberíamos lealtad a ellos, y nos volveríamos súbditos de ellos y no del gobierno de Bolivia. O sea para él era preferible que la gente se vaya ahogando, antes que perder su orgullo y autoestima frente a la cooperación. Y para mí, usando su propia lógica, la falta de apoyo adecuado y oportuno del Gobierno central para atender el desastre que se presentaba, se debía a que el Beni estaba siendo castigado por no haber apoyado al MAS, y peor aún por haber causado daño a su orgullo e imagen internacional con las protestas públicas en el caso TIPNIS, y con la difusión de imágenes de la represión violenta del Gobierno del MAS contra los indígenas, que dieron vuelta al mundo.
Con este filtro de análisis, los escándalos del FONDIOC
(Fondo de Desarrollo Indígena y Originario)[3] toman un nuevo tinte y pueden ser mejor
entendidos como parte de la lógica del nuevo feudalismo. No era que los dirigentes se robaban dinero y
el gobierno no les fiscalizaba, sino que en efecto el FONDIOC funcionaba como
un fondo de bastante libre disponibilidad en los años previos a las elecciones,
que permitía asegurar la lealtad de los dirigentes, y para que ellos a su vez también
puedan disponer libremente de fondos para garantizar la lealtad de las bases. Mientras que el sistema de impuestos internos
fiscaliza cada número de orden de cada factura en las ONG, en el congreso se
han bloqueado los intentos de hacer una auditoría al FONDIOC[4]
Como ejemplo están los casos de la Sub Central Indígena del
TIPNIS (en la Amazonía) y de la CONAMAQ
(Consejo Nacional de Marcas y Ayllus del Qillasuyo, la más grande y antigua
organización étnica andina de Bolivia)
Ellos no sacrificaron sus propias agendas por alinearse con el MAS y estos
fondos sirvieron para promover la creación de cúpulas paralelas, solventar a sus nuevos dirigentes, quienes leales
al Gobierno, lograron consolidar la división o “reorganización” de estas
organizaciones de base “desleales”[5].
Ahora algunos podrán decir que un sistema feudal característico
de la Europa medieval no tiene nada que ver con Bolivia y la zona andina. Para ellos, incluyo esta descripción simple,
nuevamente de Wikipedia, del sistema de colonización de los Incas denominado
“mitimaes”.
“La función política y estratégica más común de estos desplazamientos
fue la necesidad del imperio incaico de dividir a las poblaciones que suponían
una amenaza a las élites quechuas incaicas, de esa manera estas erradicaciones
servían para debilitar el peso de una población nativa en sus ancestrales
territorios para la resistencia contra los incas y otra era que el inca
confirmaba que los pueblos conquistados hicieran los trabajos forzados (los quechuas imponían trabajos
forzados llamados mita a las poblaciones
originarias sometidas "de grado", es decir a las etnias y poblaciones
originarias que a las cuales los incas-quechuas les daban a "elegir"
entre la guerra total para quedar sometidas al Tahuantinsuyo o transformarse en pueblos
sometidos "pacíficamente" en el cual los jefes de y caciques con sus
familias eran transformados en curacas del inca), si lo eran a la fuerza, en los hechos las poblaciones
originarias eran esclavizadas por la casta quechua
de los incas con el eufemismo de yanaconazgo para servir a la casta quechua
llamada "inca".”
En otras palabras, el sistema de mitimaes lejos de ser
una democracia, era un sistema piramidal de control territorial en un imperio
feudal.
Hay otras palabras más “modernas” para describir las
relaciones de servidumbre que menciono.
Por ejemplo el patronazgo, relaciones patrón – cliente, clientelismo y
prebendalismo. Seguramente habrá quienes
dicen que “esto es normal, es parte de la política, es parte de ser político.”
E infelizmente tendrían razón hasta cierto punto. Por ejemplo en los EEUU es casi imposible ser
elegido a nivel nacional si no tienes patrocinadores acaudalados, y si eres
elegido se supone que les debes “algo”.
Pero si aceptas esto como normal también tienes que reconocer la
susceptibilidad de este sistema a todo tipo de corrupción, y por lo mismo defender
la importancia de limitar el tiempo que una persona o un grupo está en el poder. Y de esto se deriva la importancia de
proteger el pluralismo, y el derecho (convirtiéndose casi en una obligación) de discrepar.
Finalmente conociendo los datos demográficos del país, es
obvio que a corto y mediano plazo, sería lógico y probable, que el (o la)
presidente(a) en el futuro sea una persona de ascendencia indígena alto andina. Pero si uno observa al MAS, a pesar de su
discurso indigenista, no queda claro cuáles serían las personas indígenas que
el partido estaría fortaleciendo y capacitando para tomar las riendas en el
futuro. ¿Será que Evo Morales es la
única persona de ascendencia Aymara o Quechua que es capaz de liderar en todo
el país?
Por el trabajo de mis padres me crié entre gente Aymara,
primero en Ancoraimes, por el lago Titicaca, luego unos años en la Calle
Graneros (también conocida como Mercado Negro de La Paz) y luego entre colonos
en Caranavi. Conocí personalmente al
primer médico Aymara y a la primera mujer de pollera en estudiar y egresar de
la UMSA, ya hace décadas. Me consta que
hay mucha gente capaz y preparada para tomar cada vez más responsabilidad y hasta
para ser presidente o presidenta.
Pero la configuración actual del círculo de poder en el Gobierno
sugiere que Evo Morales es el único indígena capaz de ser presidente, y por
extensión el único capaz de ser Rey.
Evo Morales en ceremonia en Tiwanaku declarándolo como
líder espiritual de los Aymara fuente: diariolavoz.net.
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Evo Morales en ceremonia en Tiwanaku declarándolo como
líder espiritual de los Aymara fuente: diariolavoz.net.
[1] http://www.paginasiete.bo/sociedad/2015/3/3/evo-como-trabajar-gente-derecha-48948.html
[2] http://www.laprensa.com.bo/diario/actualidad/pol%C3%ADtica/20150803/los-sectores-del-oficialismo-piden-reeleccion_69259_116792.html
[3] http://www.enlacesbolivia.com/sp/noticias_proc.asp?Seleccion=6128
[4] http://www.enlacesbolivia.com/sp/noticias_proc.asp?Seleccion=6128
[5] ttp://www.erbol.com.bo/noticia/indigenas/27032015/denuncian_que_usaron_el_fondioc_para_dividir_la_cidob
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